¡Por fin encuentro un hueco para poder actualizar nuestro blog!
El pasado (muy pasado) sábado 13 de noviembre dedicamos parte de nuestro tiempo a hacer compañía a los enfermos de Asprona. Esta experiencia, nueva para mí, me resultó chocante ya que estábamos delante de personas que podrían ser perfectamente nuestras madres, padres o abuelos y sin embargo su comportamiento era como el de un niño inocente.
Aquella tarde mientras que Alejandro y Manu acompañaban al grupo que le tocaba pasear e ir de compras, Elena y yo echamos una mano al grupo que con gran empeño relizaba un taller de pulseras con tubos transparentes de plástico y papel celofán (por cierto, buen taller para las manadas).
Al final de la tarde, como sé que a Joaquín le gustan mucho "sacar chicha" de las experiencias, llegamos a la conclusión de que estas cariñosas personas necesitan compañía, necesitan alguien con paciencia y sobre todo, alguien que le guste esta labor.
Luego, al sábado siguiente, volvieron a ir Manu y Alex, aunque de eso no puedo escribir.
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